Copa América 2024 (semifinal) - Uruguay-Colombia 0-1: A la final con heroísmo y sufrimiento

 

Uruguay se había ganado una cierta ventaja en los pronósticos de su enfrentamiento de semifinal de Copa América contra Colombia por el hecho de haber dejado fuera de combate a Brasil, además de por exhibir a lo largo del torneo su reconocida “garra charrúa”. Pero no contaba con un rival que, además de tenacidad, sabía mover el balón mucho mejor que los brasileños y que, cuando las cosas se torcieron, supo sufrir, aguantar el hostigamiento uruguayo y alcanzar la final de manera heroica superando las circunstancias adversas que fueron apareciendo durante el partido.

Fue un partido en el que la tensión se palpaba en el ambiente y donde Colombia comenzó con un ligero dominio. Tocando bien el balón y adueñándose del centro del campo.

Del lado uruguayo, además de sujetar bien a James que intervenía poco en el juego, se optaba por los pases largos para sorprender a los defensas rivales. Es así como Uruguay gozó de hasta tres ocasiones para adelantarse en el marcador, pero Darwin Núñez las desaprovechó todas.

El partido marchaba a ritmo frenético mientras las fricciones entre jugadores “calentaban el ambiente”. Colombia controlaba, pero no se imponía, faltaba la magia de James, que seguía sin poder utilizar sus cualidades a pleno rendimiento. El que sí estaba creando peligro era el lateral Daniel Muñoz, quien, con sus internadas por la derecha dejaba en evidencia a la zaga uruguaya. Mientras tanto, empezaban a asomar las primeras tarjetas amarillas para uno y otro bando. La dureza del partido quedó reflejada en la lesión del uruguayo Rodrigo Bentancur, en un lance fortuito con uno de sus propios compañeros al intentar frenar de malos modos a un rival.

Pocos minutos después de que Jhon Córdoba tuviera una gran ocasión, Colombia obtuvo la recompensa a su mejor juego. Fue en un lanzamiento de esquina, como solo James sabe sacarlos, rematado a la red por Lerma ante la impotencia del arquero y la defensa uruguaya.

El gol desestabilizó a Uruguay que pudo encajar algún gol más si no hubiera sido por la buena actuación de Rochet bajo los palos.

Poco antes del descanso llegó la jugada que cambiaría la historia del encuentro. El lateral Daniel Muñoz, que había sido una auténtica pesadilla para Uruguay, cayó en la provocación y propinó un codazo a Manuel Ugarte, ganándose la expulsión.

La segunda parte empezaba con un panorama distinto. Con un hombre menos Colombia dejó de tener la posesión del balón y Uruguay empezó a presionar, si bien es cierto, sin demasiada puntería en los metros finales.

El juego se tornó enredado, con brusquedades por ambas partes y una sensación de confusión total. De tal manera, que una internada de Richard Ríos fue abortada por dos defensas uruguayos y acabó con el colombiano lesionado, sin poder levantarse del césped. El árbitro se lo tomó como una pérdida de tiempo y mandó continuar el partido ante la ofuscación de James que se ganó la amarilla.

Con la atmósfera cada vez más enrarecida y la tensión a flor de piel, el seleccionador Néstor Lorenzo sacó a James del partido para evitar su posible expulsión, así como a Ríos, finalmente lesionado. Sus reemplazos fueron Castaño y Mateus, este último sería protagonista en el tramo final del partido por errar dos clarísimas ocasiones que pudieron evitar la agonía colombiana.

Del lado uruguayo, Marcelo Bielsa apeló a la experiencia del goleador Luis Suárez viendo que los minutos pasaban y no rompían la barrera defensiva colombiana, pero el mayor peligro que pudo crear el veterano goleador fue un disparo al palo.

Aun con el agobiante acoso uruguayo, los colombianos se las arreglaron para poner en jaque a Uruguay en dos jugadas claves en los minutos 88 y 94, que el mencionado Mateus no pudo culminar. La primera por su propia incapacidad y la segunda debido a una magistral intervención del siempre eficaz Rochet.

Con los nervios a flor de piel Colombia entera transpiraba adrenalina mientras Uruguay se desesperaba. Hasta que el pitido final acabó con el sufrimiento de unos y provocó la decepción de los otros.